En la entidad están creando «un espacio de reflexión para que los padres y las madres compartes sus vivencias y adquieran herramientas que mejoren los vínculos afectivos con los menores»
En la adolescencia cada problema puede parecer un mundo. A veces, esto provoca que entre padres, madres y hijos se creen fronteras comunicativas muy difíciles de superar. Esta situación es la que se de la en muchas familias con adolescentes con problemas de conducta o de adicción. En la Asociación Érguete conocen varios casos y para crear un contexto más fácil para sus menores usuarios acaban de crear un espacio para ofrecer apoyo la estas familias. Durante todo el año están organizando varias reuniones para que los padres y madres se junten, compartan sus vivencias y reflexionen sobre la mejor manera de recorrer el camino del lado de sus hijos y hijas.
Esta iniciativa de la Asociación Érguete nace desde su programa PFIS, que atiende la menores con problemas de conducta y que están cumpliendo algún tipo de medida judicial, la adolescentes con sanciones administrativas por tenencia de cannabis y aquellos que se encuentren en situación de desprotección y conflicto social. Su coordinadora, Ana Vázquez, explica que para atender “de la mejor manera” la estos chicos y chicas también “es imprescindible ayudar a sus padres y madres”. “Caminar de la mano de las personas que quieren es la mejor vía para mejorar”, destaca.
Durante las primeras sesiones, los padres explicaron que “nos encantó el taller porque vemos cosas que de otro modo no me los vería”. Una madre destacó que estas jornadas están «haciéndome pensar mucho sobre cómo crié a mi hijo.Sé que se había sabido muchas cosas que ahora sé, las cosas podrían ser más fáciles». Aunque lo que más destacaron todos y todas, es que “en esta espacio podemos sentirnos comprendidas” y así la soledad deja de pesar.
En las distintas jornadas que se harán a lo largo de año, “queremos que las familias reelaboren su historia y adquieran herramientas para mejorar los vínculos afectivos”, incide la educadora social de la Asociación. Van a trabajar aspectos esenciales como “el apego, la empatía o la función reflexiva”, para combatir las dificultades de las familias para lidiar con la ansiedad, inestabilidad o ciertas desconfianzas difíciles de asumir. Para Vázquez el más importante es que las familias “reconozcan su influencia y tomen conciencia de como las experiencias de la infancia influyen en su forma actual de cuidar”, al tiempo que tienen en cuenta a necesidad de “ identificar el estilo de apego con el que se vinculan sus hijos, propongan respuestas idóneas basadas en el apoyo y trabajen las proyecciones y expectativas puestas nos sus chicos y chicas.