"Consecuencias de las drogas en la salud mental: mitos y realidades"

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En la sociedad actual, el consumo de drogas sigue siendo un tema complejo que afecta a personas de todas las edades y clases sociales. Sin embargo, más allá de los efectos inmediatos que pueden tener a nivel físico, pocas veces se habla de las consecuencias de las drogas en la salud mental. Y lo cierto es que este es un tema crucial y muy necesario abordar. La patología dual es una enfermedad, por desgracia, cada vez más frecuente y para la que todavía no hay apenas recursos en la sanidad pública.

Desde la Asociación Érguete se entiende y trata este vínculo de manera integral, reconociendo la importancia de la salud mental en la recuperación y prevención del consumo de drogas. Os lo explicamos.

Drogas y salud mental: una patología dual

Los problemas de adicción a las drogas y la salud mental están estrechamente vinculados y provocan una compleja situación que afecta a un número significativo de personas en nuestro país.

Esta relación bidireccional, donde el consumo de drogas puede provocar trastornos psicológicos y viceversa, pone en evidencia lo que se conoce como «patología dual». Pero, ¿qué es exactamente?

La patología dual hace referencia a la doble problemática a la que nos enfrentamos. Por un lado, el uso de sustancias puede desencadenar en problemas de salud mental, mientras que, por otro lado, las condiciones de salud mental pueden llevar a las personas a buscar en las drogas una forma de evasión.

Por ello, es muy importante entender que los efectos de las drogas en la salud mental tienen una doble vertiente a la que hay que hacer frente con un enfoque integral. Es necesario abordar tanto el consumo de drogas como los problemas de salud mental, reconociendo la interconexión entre ambos y trabajando para ofrecer soluciones que aborden estas necesidades de manera global.

¿Cómo afectan las drogas a la salud mental?

Como acabamos de comentar, el consumo de drogas con frecuencia se entrelaza con otras enfermedades mentales, creando una compleja red de desafíos para quienes las experimentan. En muchos casos, trastornos como la ansiedad, la depresión, psicosis o la esquizofrenia pueden estar presentes antes de que se desarrolle la adicción a las drogas. Sin embargo, también es común que el consumo de drogas actúe como un catalizador/potenciador que desencadene o agrave estos trastornos de salud mental, especialmente en individuos con ciertas vulnerabilidades específicas.

En este sentido, algunas personas que enfrentan trastornos como la ansiedad o la depresión pueden recurrir al consumo de drogas en un intento de aliviar sus síntomas psiquiátricos. Paradójicamente, este mecanismo puede tener efectos contraproducentes a largo plazo, agravando el trastorno mental y aumentando el riesgo de adicción. Por eso resulta crucial abordar de manera integral tanto los trastornos de salud mental como el consumo de drogas, reconociendo su interrelación y proporcionando un tratamiento simultáneo para ambas condiciones.

Según el artículo «Salud mental en personas con trastorno por consumo de sustancias», publicado en los Anales de Psicología en 2020, señalan que entre los síndromes clínicos más frecuentes que coexisten con el consumo de sustancias se encuentran:

  • La ansiedad, presente en el 62.7% de los casos, siendo más prevalente en mujeres (76.9%) que en hombres (59.5%).
  • El trastorno antisocial de la personalidad, que afecta al 30.3% de la muestra.
  • El trastorno paranoide, presente en el 10.6% de los casos.

Además, es muy importante destacar que la patología dual es un factor de riesgo significativo para el suicidio. Según datos de la “Apuntes sobre Patología Dual” de la Confederación de Salud Mental de España, las personas que padecen trastornos mentales tienen un 40% más de probabilidades de experimentar ideas suicidas.

Por otro lado, según datos extraídos del mismo informe, la patología dual pone en común una serie de características distintivas en las personas que la padecen:

  • Muchas personas con patología dual tienen dificultades para reconocer o comunicar su trastorno, lo que dificulta la búsqueda de ayuda adecuada.
  • Frecuentemente, estas personas tienden a identificarse sólo con uno de los dos roles, ya sea el de adicción o el de trastorno mental, lo que puede obstaculizar la comprensión integral de su situación.
  • Tienden a recurrir más a los servicios de urgencias y a requerir hospitalizaciones psiquiátricas con mayor frecuencia.
  • Sienten que no encajan en los recursos disponibles, lo que refleja una falta de adecuación de los servicios existentes para abordar sus necesidades específicas.
  • Las intervenciones previas suelen fracasar con mayor frecuencia en personas con patología dual y tienen más probabilidades de recaída.
  • Son más vulnerables ante factores estresantes y tienen dificultades para afrontarlos, lo que aumenta su riesgo de sufrir consecuencias graves.
  • Se observan tasas más altas de desempleo y exclusión social entre este grupo, lo que destaca la necesidad de intervenciones integrales que aborden tanto sus problemas de salud mental como su situación socioeconómica.

En definitiva, todas ellas con claros indicativos de la importancia y urgencia que tiene abordar tanto la salud mental como el consumo de drogas de manera integral, no solo para mitigar los síntomas actuales, sino también para prevenir consecuencias devastadoras a largo plazo.

Detección e intervención ante los problemas de salud mental por drogas

Para detectar la patología dual es necesario tener una comprensión profunda de su naturaleza compleja y multifacética. En ocasiones, uno de los trastornos puede quedar enmascarado, mientras que los efectos de las sustancias pueden confundirse con síntomas psicopatológicos. Y por el contrario, el consumo encubierto de drogas también puede desencadenar en diagnósticos erróneos. Por lo tanto, es muy importante estar alerta a ciertos indicadores que pueden ayudar en su detección. La Red Salud Mental España destaca:

  • Conductas poco coherentes.
  • Respuestas inadecuadas a las exigencias de la vida diaria, como dar excesiva importancia ante situaciones de poca trascendencia o viceversa.
  • Cambios repentinos de comportamiento.
  • La intervención terapéutica obtiene escasos resultados.
  • Baja eficacia y cumplimiento de la toma de medicación.
  • Absentismo en el puesto de trabajo y problemas en las relaciones laborales.
  • Alteraciones oculares: irritación conjuntival, cambios del tamaño de la pupila…
  • Descuido de la higiene personal.
  • Pérdida o exceso de apetito.
  • Somnolencia.
  • Hiperactividad.
  • Abandono de actividades de ocio y tiempo libre.

Modelos de intervención

Existen tres formas diferentes de abordar los problemas asociados al consumo de drogas y salud mental:

  1. Secuencial: primero se trata una vertiente (salud mental o adicción) y posteriormente la otra. Este es el modelo que se ha usado con más frecuencia.
  2. Paralelo: intervención simultánea en el tiempo pero tratando de forma diferenciada los dos problemas.
  3. Integrado: se realiza una intervención unificada que tiene en cuenta las necesidades de la persona.

En un mundo donde los desafíos relacionados con las drogas y la salud mental son cada vez más comunes, es esencial trabajar juntos para proporcionar el apoyo necesario. Por eso, recomendamos este último modelo de intervención siempre que sea posible. Para ello es necesario contar con el apoyo tanto de familiares y personas allegadas, profesionales formados en patología dual y disponer de los recursos y dispositivos de intervención necesarios.

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